Volvemos al mundo del espionaje y la política con la segunda parte de esta aventura de Steve Rogers.
«A veces creo que si no me tuvieses a mi,
No habría una sola persona en el mundo
Que realmente te entendiese»
Volvemos una vez más a las runflas secretas ideadas por Ed Brubaker y dibujadas por Steve Epting, esta vez con más flashbacks, más intrigas, más héroes y mucha más acción.
Luego de la explosión en Filadelfia, todo S.H.I.E.L.D. está desesperado por encontrar al culpable de los ataques a las ciudades más importantes del mundo. Por otro lado, la mente de Steve Rogers está al límite de perder su nexo con la realidad y todo podría tornarse peor cuando Nick Fury le revele la identidad del Soldado de Invierno.
A diferencia del tomo previo, esta vez a Brubaker se lo nota mucho más fluido con su narración, sin tanto cuadro de pensamiento del cap o diálogos largos y favoreciendo a la acción. Además se le agradece la inclusión de otros personajes, como Iron Man o Falcon, lo cual ayuda al ritmo de la trama.
Lo que más impresiona del escritor es su habilidad para manejar este tremendo cambio en la mitología y el legado del personaje con semejante respeto y astucia. El Soldado del Invierno no se queda en un simple golpe de impacto clásico de las historietas, hay profundidad en la historia y el personaje, en parte gracias a que el guionista se tomó su debido tiempo para crear el clima adecuado para este relato.
Steve Epting regresa también aunque ya para el número nueve se lo ve bastante apurado y sin mucha prolijidad en sus trazos. Por suerte le dan un descanso en el décimo número y con los flashbacks a cargo de Michael Lark para que en el onceavo regrese con uno de los mejores issues de toda la historia. En este capítulo el artista da rienda suelta a su creatividad encajando cada dibujo en la página como un rompecabezas, encontrando oportunidad para narrativa en cada ocasión.
Gracias a que el guionista le da más cabida a la acción y a otros personajes también podemos ver a Epting tirando magia dibujando peleas con explosiones, patadas y rayos láser. El dibujo en estas ocasiones, a pesar de no ser muy dinámico, sí es fluido y la machaca se puede seguir sin confundirse, aunque se le nota que muy bien no se lleva con la armadura de Stark.
Pese a su larga duración, Capitán América: El Soldado del Invierno, en su totalidad, es una excelente lectura para familiarizarnos con una época trascendental en los 75 años de vida del personaje. Brubaker y Epting crearon un relato digno y revitalizador, demostrando una vez más que el Cap no necesita gimmicks o vueltas de tuerca locas para tener historias interesantes, sino conocimiento de su rica historia y un buen planteamiento.